Da la sensación que el acoso sexual en el trabajo no es algo habitual, pero desgraciadamente ocurre más de lo que pensamos y no sólo se da en mujeres, los hombres también lo padecen, en menor grado pero ahí esta. Estas personas tienen que soportar una situación de desagrado y tensión que repercute en diferentes aspectos de su vida.
Para ver qué es realmente el acoso sexual en el trabajo empezaremos dando una definición del mismo, hablando posteriormente de las repercusiones y de su posible tratamiento.
Entendemos como acoso sexual en el trabajo una conducta de naturaleza sexual o a comportamientos basados en el sexo, que afectan a la dignidad de la mujer o del hombre, en el trabajo. Este tipo de conductas pueden producirse por superiores o compañeros y pasa a ser inaceptable si es indeseada, irrazonable y ofensiva. Cuando una persona se niega o es sometida a este tipo de conductas y se utiliza de forma explícita o implícita una presión basada en la posible pérdida de su empleo, o en cambios en su salario o cualquier otra cosa que le perjudique, se considera un acoso.
Otro punto importante es que este tipo de conductas crean un entorno laboral intimidatorio, desagradable, hostil y humillante para la persona que lo sufre, a parte de llegar a ser contrario al principio de igualdad de trato.
A grandes rasgos hay que resaltar la naturaleza sexual de la conducta acosadora, que no exista reciprocidad en la misma, que sea un comportamiento desagradable y debe ser impuesta. Este tipo de comportamiento puede ser verbal o no verbal, no necesariamente tiene que ser físico.
Todo esto provoca consecuencias negativas tanto en el trabajo como en la persona. La persona que lo padece resulta afectada su salud psicológica ya que es una situación estresante, crea ansiedad, depresión, estados de nerviosismo, aparecen sentimientos de impotencia, desesperación, asco, de violación, de baja autoestima…
Por supuesto que todo esto repercute en su salud física ya que los problemas del sueño acompañan esta situación, al igual que dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, nauseas, aumento de la tensión arterial… en realidad es la sintomatología asociada al estrés lo que aparece.
En el trabajo se ve repercutida la satisfacción laboral, llega hasta provocar bajas laborales y puede incluso llegar a abandonar su trabajo.
Una vez denunciado el acoso se seguirán los correspondientes pasos dentro del ámbito empresarial, pero por otro lado es recomendable que la persona siga un tratamiento médico-psicológico para su recuperación total.
Fuente: http://psicologia.costasur.com