Es común ver jefes que a la hora de dar órdenes o poner límites lo hacen con soberbia y descalificación. Por ello también es frecuente que las personas respondan a sus tareas con poca motivación e interés.
El soberbio cree que todo lo que hace es perfecto, y desprecia las contribuciones de quienes están debajo de su autoridad. Esto trae aparejado una enorme falta de entusiasmo de parte de su equipo de trabajo.
“El líder que muestra soberbia paraliza la creatividad de un grupo de trabajo” dictamina la psicóloga Elsa Alvarez, del Instituto de Psicología Argentino
Dos caminos
Las personas que conforman equipos de trabajo conducidos por este estilo de liderazgo suelen tomar dos caminos, el del contraataque o el del sometimiento.
Los que se enfrentan se pelean constantemente con su jefe en forma sistemática teniendo una actitud rebelde.
A su vez, los que tienen una actitud sometida, tienen baja autoestima y responden a las tareas como en forma automática siguiendo un dictamen paterno, lo cual tampoco produce una efectividad en su tareas.
El desinterés
Si líder es aquel que puede ejercer influencia sobre la conducta de individuos o grupos y tratar de lograr que otros hagan algo, frente a él, nadie quiere aportar sus ideas creativas, porque es incapaz de recibirlas con interés.
Como cree que todo lo que hace perfecto, desprecia las contribuciones de quienes están debajo de su nivel.
Orgulloso y despectivo, por creerse superior humilla a los demás, teme al ridículo y carece de sentido del humor.
Esto impide que el grupo aporte, colabore, enseñe.
¿Qué se puede hacer cuando el jefe no es una elección?
Las personas que no reconocen que tienen este tipo de jefes les cuesta entender que es parte de la personalidad de ellos y les afecta su autoestima.
Perfil complicado
Detrás de la soberbia hay miedo de no ser suficiente, de no ser capaz, que debe aparentar lo contrario, se trata de una persona con miedo, tratando de ser querida y reconocida.
– Veamos su punto débil y tomemos distancia de la situación que nos propone diariamente. Alejarnos o tomar distancia del estimulo negativo hará que no nos involucremos en sus propias necesidades afectivas.
– Dejamos de ser reactivos asumiendo control emocional adecuado para no entrar en situaciones que pueden ser más compleja que la soberbia del jefe.
– Es importante también escucharnos si estamos entrando en queja, en crítica o en desmotivación. Si me descalifica, no aceptar internamente la agresión y no darle veracidad emocional.
– Desprendernos de creencias limitantes acerca de quien es el fuerte o el débil o quien tiene razón. Estas porque nos alejan del camino de la solución.
La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los otros.
Es aquella que nos permite tolerar las presiones y frustraciones e incrementar nuestra capacidad de empatía y habilidades sociales.
El cambio empieza y termina en uno. Como decía Gandhi: “Sé los cambios que deseas ver en el mundo“.
Por Elsa E. Álvarez – Lic. en Psicología, MN 944, directora INEPA -Instituto de Psicología Argentino
Fuente: iprofesional.com